29/
03/
10
En la última edición del New England journal of Medicine publican un interesantÃsimo artÃculo sobre el papel que juega internet en la relación médico-paciente.
Tradicionalmente la información era algo que fluÃa del médico al paciente; el doctor describÃa el inicio y el curso habitual de la enfermedad y las opciones disponibles para tratarla. El paciente además recibÃa información adicional a través de familiares o amigos, sobre todo en forma de anécdotas sobre gente que se enfrentaba a situaciones clÃnicas similares.
Según dicen los doctores Hartzband y Groopman en su artÃculo, Internet ha cambiado este paradigma. La Red es una fuente inagotable de información, hasta el punto de que los pacientes pueden acceder a las mismas fuentes de información que los médicos. A lo largo de su extenso análisis nos muestran puntos positivos y negativos del uso de esta herramienta. Desde pacientes que complementan la información que les aportan sus médicos, a pacientes hipocondrÃacos que tratan de autodiagnosticarse googleando sus sÃntomas. Internet no deja indiferente a nadie.
Los mismo médicos recurrimos a la red como uno de nuestros recursos informativos principales, desplazado cada vez más a las bibliotecas tradicionales. No es el caso de nuestro hospital, pero en algunos centros existe una relación a través de email entre médico y paciente que complementa a las consultas fÃsicas.
El conocimiento es algo poderoso, y en Internet está al alcance de cualquiera dispuesto a buscarlo. El artÃculo concluye que con Internet los pacientes podrán saber más sobre su enfermedad, pero siempre hará falta de un médico para poder interpretar esa información de manera adecuada.
¿Vosotros qué opináis?
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Untangling the Web — Patients, Doctors, and the Internet, en New England Journal of Medicine
18/
03/
10
Volvemos al tema de ayer del informe de alta hospitalario. Esta mañana escribà el informe de una paciente que llevaba un mes ingresada en nuestro servicio. HabÃamos realizado muchas pruebas y al final no tenÃamos muy claro qué era lo que le pasaba a la paciente. Mi informe de alta trataba de explicar cómo habÃamos orientado el caso y qué sospechas tenÃamos. El comentario era un intento de poner algo de orden en la historia clÃnica, y tardé mucho en completarlo. Cuando terminé pensé que cuando la paciente acudiera a la consulta de su médico de atención primaria, o a la de otro especialista, cualquiera de estos profesionales podrÃa entender nuestro trabajo a lo largo de su ingreso. Al entregarlo les expliqué a la paciente y a su marido lo que consideraba importante y les di las recetas.
Su marido me preguntó de forma muy educada si habÃa incluido en el informe el tipo de dieta que debÃa llevar, o si al tratarse de una enfermedad degenerativa yo creÃa que ella iba a necesitar más ayuda que la que él podÃa darle. En ese momento me dà cuenta de que en los cerca de 45 minutos que tardé en terminar el informe me habÃa puesto más en el lugar del médico que del paciente. Pensaba más en pruebas diagnósticas que en los aspectos prácticos que más le podrÃan preocupar al paciente y sus familiares.
No es la primera vez que llevado por la sobrecarga asistencial entrego un informe de alta como quien reparte panfletos en una esquina. Ponerme en la situación de los pacientes no es agradable, y no me gusta pensar en la cantidad de ellos que se habrán ido a sus casas con dudas que no se atrevieron a preguntarme. Lo correcto serÃa dedicarle el tiempo adecuado tanto a la preparación del informe como a la explicación al paciente y su familia, de forma que le aclaráramos de antemano muchas de las posibles dudas. Pero creo que todos sabemos lo difÃcil que es luchar contra la inercia de las rutinas de nuestros hospitales.
Hoy incluimos una encuesta para que podáis opinar sobre el tema. Ya se que tocaba tutorial, pero me ha llevado tanto hacer que funcionen las encuestas que dejaremos ración doble para el Jueves que viene.
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