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Grietas, de Mario Benedetti
La verdad es que
grietas
no faltan
asà al pasar recuerdo
las que separan a zurdos y diestros
a pequineses y moscovitas
a présbites y miopes
a gendarmes y prostitutas
a optimistas y abstemios
a sacerdortes y aduaneros
a exorcistas y maricones
a baratos e insobornables
a hijos pródigos y detectives
a borges y sábato
a mayúsculas y minúsculas
a pirotécnicos y bomberos
a mujeres y feministas
a aquarianos y taurinos
a profilácticos y revolucionarios
a vÃrgenes e impotentes
a agnósticos y monaguillos
a inmortales y suicidas
a franceses y no franceses
a corto o a larguÃsimo plazo
todas son sin embargo
remediables
hay una sola grieta
decididamente profunda
y es la que media entre la maravilla del hombre
y los desmaravilladores
aún es posible saltar de uno a otro borde
pero cuidado
aquà estamos todos
ustedes y nosotros
para ahondarla
señoras y señores
a elegir
a elegir de qué lado
ponen el pie.
Dedicado a Vicente Gotor SantamarÃa, constructor de muros, y a la Semana Negra de Gijón, foco de cultura e ilusiones.
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Pero hoy, como todos los dÃas, millones de personas en todo el mundo ven cómo la esencia de los que aman se consume, cómo va quedando sólo un caparazón, una sombra de lo que fueron.
Mario era poeta y, siendo aún un niño, conoció a Luz. Los dos iniciaron, como decÃa Mario, una existencia a dos latidos. Se casaron en el año 1946 y conocieron juntos exilios y regresos. En 2009 Mario murió. Para su desgracia vivió sus últimos años sin Luz, en la oscuridad (de ahora en adelante/aunque comparta el tiempo con cercanos/con los mÃos de siempre/y pregunte y responda y hasta rÃa/mi alma estará sola en su guarida/con su resignación involuntaria/rodeada de memorias imborrables/e insomnios invadidos de tristeza). Pero si la memoria de Mario era imborrable, la de Luz era frágil. En uno de sus últimos libros (Canciones del que no canta) Mario escribió una escalofriante poesÃa, que lleva por tÃtulo Sentimientos. Unos pocos versos que ayudan a entender el Alzheimer de una forma que ningún tratado de NeurologÃa conseguirá jamás.
Sentimientos
Estuvimos tan juntos tanto tiempo
mirándonos, sintiéndonos, buscándonos
viajando por el mundo como intrusos
o como galernas / o como canoas
cada uno en su sueño / o ambos en el mismo /
si las guerras / las patrañas / los crueles
nos separaban obligatoriamente
la nostalgia se metÃa en los insomnios
y era duro vivir en soledad
fueron 60 años de saber y tenernos
en los silencios como en los abrazos
en los contactos o en la lejanÃa
creando las congojas y el amor
partiendo de la infancia
en que nos descubrimos /
de la adolescencia
en que nos enlazamos /
y de los otros tiempos y otros años
en que nuestros pasos iban al unÃsono
nunca hubo razones para pensar finales
qué azar podrÃa quitarnos ese premio
ese vivir en paz a dos latidos
y sin embargo / pese a todo
apareció el alzheimer / esa enfermedad
misteriosa / tan maldita que me la
quitó sin más de entre los brazos
la cambió en otra imagen / otra voz
otro cuerpo / otras manos
y cuando algunas veces pocas veces
ella hoy me mira con los ojos cerrados
vaya a saber qué cosas me pregunta
que yo / desde mi nada / no respondo
la memoria me arrima lo que puede
lo que no se gastó con la costumbre
y el corazón octogenario
y el marcapasos ayudante
aprende a estar tristes
Canciones del que no canta. Mario Benedetti, 2007
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¿Por qué no hay más viajes a la luna?
Un poema de Mario Benedetti
Cuando el bueno de armstrong dio aquellos pasos
todos registramos cómo se movÃa
tosco / pesado / en un suelo blancuzco
¿o era de piedra pómez? ¿quién se acuerda?
durante un rato estuvo cavilando
y la escafandra o como se llamase
impedÃa que viéramos sus ojos
pero jurarÃa que su mirada era
de pereza o abulia
algo debió explicar a su regreso
algo diferente al discurso de gloria
que le ordenaron pronunciar eufórico
entre medallas flores vÃtores y guirnaldas
algo debió decir en privado a sus jefes
algo importante inesperado
verbigracia / cuando estaba allá arriba
caminando como un zoombie en la luna
mi general mi coronel pensé en ustedes
y se me ocurrió no sé por qué
que debÃa matarlos con urgencia
uno a uno / dos a dos / etcétera
o verbigracia dos / cuando andaba allá / heroico
pisando las feÃsimas arrugas del satélite
imaginé que asà debÃa ser la muerte
es decir el paisaje de la muerte
o verbigracia tres / cuando estaba en selene
paseando por la nada como un imbécil
setà el asco infinito de la ausencia del hombre
y me dije qué mierda estoy haciendo aquÃ
algo asà debe haber confesado a sus jefes
con su estrenada voz de robot disidente
y quizá por eso los dueños del poder
postergaron sine die los viajes a la luna.
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