…驴Me pregunta que qu茅 tengo contra 脡l? Se lo voy a explicar claramente, vecino. No es que est茅 en contra de sus ense帽anzas, eso no. Una vez escuch茅 sus predicaciones y le digo a usted que poco falt贸 para que me convirtiera en su disc铆pulo. Aquella vez volv铆 a casa y le dije a mi primo el guarnicionero: 芦T煤 deb铆as o铆rle. Te digo que, a su manera, es un profeta. Habla muy bien, hay que reconocerlo.禄 A uno se le alegra el coraz贸n. Aquel d铆a ten铆a yo los ojos llenos de l谩grimas, hubiera cerrado la tienda muy a gusto y me hubiera ido tras 茅l para no perderle nunca de vista. 芦Reparte todo lo que tienes, dijo, y s铆gueme. Ama a tu pr贸jimo, ayuda al pobre y perdona al que te ofendi贸禄, y cosas por el estilo. Yo soy un sencillo panadero, pero cuando le o铆a sent铆a dentro de m铆, una alegr铆a y un dolor tan extra帽os… No s茅 c贸mo decirlo… Una fuerza que me hac铆a arrodillar en tierra y llorar y, al mismo tiempo, algo tan bello y tan ligero como si de m铆 se hubieran desprendido todas las preocupaciones, toda la maldad. Entonces, pues, fue cuando le dije a mi primo: 鈥淭煤, tonto de capirote, deber铆a darte verg眉enza lo que haces. Hablas de tonter铆as, que si 茅ste o el otro te deben, que si tienes que pagar los diezmos, recargos e impuestos, etc. Mejor ser铆a que repartieras entre los pobres lo que tienes, dejar谩s a tu mujer y a tus hijos y le siguieras.鈥
Y eso de que cura enfermos y pose铆dos, tampoco se lo echar铆a en cara. La verdad, es un poder extra帽o y sobrenatural, pero todos nosotros sabemos que nuestros curanderos son unos matasanos y que los romanos no son mejores. Saben sacar dinero, eso s铆, pero cuando los llamas junto a un moribundo se encogen de hombros y te dicen que deb铆as haberlos llamado antes. 隆Antes! Mi difunta esposa estuvo enferma dos a帽os. Yo la llevaba de unos m茅dicos a otros. No se puede usted imaginar el dinero que me cost贸. Y ninguno le ayud贸. Si entonces hubiera ido ya 脡l por las ciudades, hubiera ca铆do yo de rodillas a sus plantas y le hubiera dicho: 鈥淪e帽or, sana a esta mujer.鈥 Y ella hubiera tocado su t煤nica y se hubiera curado. As铆, la pobrecita, sufri贸 como no tiene usted idea… Que cure enfermos lo encuentro muy bien. Claro que los doctores est谩n en contra de eso y gritan que es una estafa y una intromisi贸n, y quieren que se lo proh铆ban y qu茅 s茅 yo cu谩ntas cosas m谩s. Pero ya sabemos, que en ello juegan parte importante los intereses particulares. El que quiere ayudar a la gente y salvar al mundo, siempre tropieza con los intereses de alguien. No se puede contentar a todos, eso ya se sabe. Lo que yo digo: puede curar y resucitar muertos si le parece… Pero aquello de los cinco panes, no debi贸 hacerlo. Como panadero, le digo a usted que fue una gran injusticia con respecto a nosotros.
驴Usted no ha o铆do hablar sobre lo de los cinco panes? Me extra帽a, porque todos los panaderos est谩n fuera de s铆 a causa de este asunto. Dicen que un gran gent铆o le sigui贸 hasta un lugar desierto, y 脡l curaba a sus enfermos. Y cuando anochec铆a, se acerc贸 a 脡l uno de sus disc铆pulos, dici茅ndole: 鈥淒esierto est谩 el lugar este y el tiempo pasa. D茅jales partir, para que yendo a la ciudad, encuentran para s铆 alimentos.鈥 Entonces 茅l les contest贸: 鈥淣o es necesario que se marchen, dadles vosotros a comer.鈥 Y ellos le contestaron: 鈥淣o tenemos aqu铆 m谩s que cinco panes y dos peces.鈥 Y 茅l contest贸 a su vez: 鈥淭ra茅dmelos aqu铆.鈥 Y orden贸 a la multitud que se sentara sobre la hierba y, tomando aquellos cinco panes y dos peces, mir贸 al cielo, los bendijo y parti茅ndolos en pedazos daba el pan a sus disc铆pulos, y los disc铆pulos a la multitud. Y todos comieron y quedaron saciados. Despu茅s se recogieron las migajas llen谩ndose doce cestos. Comieron alrededor de cinco mil hombres, sin contar mujeres y ni帽os.
Comprenda, vecino, que esto no lo puede consentir ning煤n panadero. 驴A d贸nde llegar铆an las cosas? Si tuviera que convertirse en costumbre que cualquiera pudiera, con cinco panes y dos pececitos, hartar a cinco mil personas, ya est谩bamos arreglados. Entonces, los panaderos tendr铆amos que irnos a pacer, 驴tengo raz贸n o no? En lo que se refiere a los pececitos, 隆all谩 se las arreglen! Crecen en el agua y los puede pescar todo el que quiera. Pero el panadero tiene que comprar cara la harina y la le帽a, tiene que tener un aprendiz y pagarle un jornal, ha de contar con el mantenimiento de la tienda o sea, impuestos, y qui茅n sabe cu谩ntos cosas m谩s; as铆 que est谩 contento si le quedan algunas monedas para alimentarse y no tener que ir pidiendo limosna. 驴Y 脡l? Le basta con mirar al cielo y tiene suficiente pan para saciar a cinco mil o qui茅n sabe a cu谩ntos miles de personas. La harina no le cuesta nada, no tiene que acarrear la le帽a de Dios sabe d贸nde, ningunos gastos, ning煤n trabajo… Est谩 claro que de ese modo, puede dar el pan gratis a la gente, 驴no es eso? Y no tiene en cuenta que a los panaderos de los alrededores les quita el medio de ganarse la vida honradamente. Le digo a usted que esto es una competencia turbia, y deb铆a impedirse de alguna manera. Si quiere hacer de panadero 隆que pague impuestos como nosotros! La gente ya viene dici茅ndonos: 驴C贸mo es eso?, 驴tanto dinero quer茅is por esos miserables panecillos? Gratis los deber铆ais dar, como 脡l. 隆Y vaya pan que era! Blanco, tostadito y con un aroma… Uno hubiera comido hasta reventar. Ya hemos tenido que rebajar el precio de los panecillos, 隆palabra de honor!, los vendemos por menos que el precio de coste, solamente por no tener que cerrar las tiendas. Pero 驴hasta d贸nde vamos a llegar? Eso hace que los panaderos nos devanemos los sesos. Dicen que en otro lugar, saci贸 a cuatro mil hombres, sin contar mujeres y ni帽os, con siete panes y unos cuantos peces, pero se recogieron solamente cuatro cestos de migajas. Seguramente, ese negocio suyo ya no le va tan bien como antes, pero a nosotros nos va a deshacer para siempre. Y yo le digo a usted, que lo hace s贸lo por antipat铆a a los panaderos. Es verdad que los que comercian en pescado tambi茅n se quejan, pero 茅sos no saben ya qu茅 pedir por sus peces. No es un trabajo tan honrado como el de panadero.
Mire usted, vecino, yo soy ya un viejo y no tengo mujer ni hijos. Hace poco le dije a mi aprendiz que se ocupe de la panader铆a 茅l solo. No se trata, pues, de mis beneficios. Por mi alma, que preferir铆a repartir mi peque帽a propiedad y seguirle a E1, cultivar el amor al pr贸jimo y todo lo que predica. Pero cuando veo c贸mo se ha enfrentado a nosotros, los panaderos, me digo: 隆Eso s铆 que no! Yo, como panadero, veo que su sistema no es ninguna salvaci贸n para el mundo, sino una verdadera cat谩strofe para nuestra profesi贸n. Me da l谩stima, pero eso no estoy dispuesto a consentirlo. 隆No puede ser!
Desde luego que hemos presentado una queja a Anan铆as y al Gobernador, por violaci贸n de las leyes industriales y por incitar a la rebeli贸n, pero ya sabe usted c贸mo van las cosas en esos lugares. 隆Hasta que se decidan a hacer algo! Usted me conoce, vecino, soy un hombre comedido y no busco pelea con nadie, pero si 脡l viene a Jerusal茅n, ser茅 el primero en salir a la calle y gritar: 隆Crucificadle! 隆Crucificadle!
Karel Capek, a帽o 1937
Editores:
Contacto:
RSS:
Neurobsesion en: