Carcassonne
No toques esa caja. Es posible que sea el regalo que te ha hecho alguien que te quiere, y que lo hiciera la mejor intención. No importa. Es muy importante que busques una excusa para devolverlo. Si no me haces caso y te la quedas, debes recordar que bajo ningún concepto deberÃais abrir la caja.
Si cometes el error de no seguir estas instrucciones, al menos ten la sensatez de abrir la caja cuando estés solo. En su interior encontrarás un grupo de fichas de cartón, una bolsa con figuras de madera de colores con forma de personas y un pequeño tablero. Si ya has satisfecho tu curiosidad vuelve a dejarlo todo como estaba, y guarda la caja en un sitio oscuro donde nadie pueda encontrarla jamás.
Te aviso de esto porque bajo ninguna circunstancia puedes permitir que nadie inicie una partida a este juego. Al principio te puede parecer sencillo: las fichas representan ciudades, caminos, granjas e iglesias, y se deben colocar haciendo que su borde continúe el dibujo de las fichas adyacentes. Cada turno el jugador coloca una ficha, y puede decidir si coloca una figura encima de cada ficha. Si pone una figura sobre un camino esa figura dominará el camino, lo mismo sucederá si lo hace sobre un castillo, una iglesia o una granja. Cada una de esas construcciones puntúa de distinta manera. La forma en que cada jugador coloca las fichas y administra sus figuras o peones es lo que le puede llevar a la victoria.
Puedes pensar que se trata de un juego normal. No lo es. Destruirá tus amistades, tus relaciones o tu matrimonio. Hay algo maligno en su simplicidad. Puede que comiences con la intención de construir ciudades y caminos, pero tarde o temprano pasarás a centrarte en destruir al rival. Ganar puntos dejará de importarte, sólo buscarás que el otro no los consiga. Nada te dará tanto placer como estropear su plan. Carcassonne sacará a la superficie tu lado más oscuro y cruel. Por sólo 20 euros.
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