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Minamata y el emperador (parte 1)

31/ 07/ 11
Minamata

Minamata, Japón. Primera mitad del siglo XX

Mapa

La bahía de Minamata está en la costa oeste de Kyushu, la más meridional de las islas de Japón. Históricamente el pueblo de Minamata se dedicó a la pesca en las ricas aguas de la bahía. Pero es duro ser pescador, aquí y en Japón, y pagar todos los años un triste tributo de vidas al Dios del mar. Por eso, cuando en 1908, en los últimos años del periodo Meiji, la empresa Chisso Corporation instaló una fábrica de fertilizantes en la localidad, la población la acogió con los brazos abiertos. Durante los años siguientes Chisso creció hasta convertirse en una de las principales empresas de Japón, y Minamata creció con ella.

A principios de los años 50 comenzaron los fenómenos extraños. Primero fueron los gatos: se les veía danzando por la calle, se caían al mar y morían ahogados. La gente los miraba curiosa. Hablaban de los gatos suicidas. En aquel momento la mayor parte de la fuerza productiva de Minamata trabajaba en Chisso. La empresa se había especializado en la producción de acetaldehído, que se utilizaba para la producción de plástico. Tras la Segunda Guerra Mundial el sector vivió un auténtico boom y mientras los gatos danzaban, los peces comenzaron a flotar en la bahía.

Después de los gatos y los peces les tocó el turno a las personas. Aquí y allá, algunos vecinos de la ciudad comenzaban a tambalearse al andar, a tener dificultades para hablar. En 1956 llegó la epidemia. La confusión se adueñó de todos. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Era un virus? ¿Acaso una epidemia de sífilis? La respuesta chorreaba hacia la bahía con las aguas residuales de Chisso: durante veinte años toneladas de mercurio, empleado en el proceso de producción del acetaldehido, se habían vertido al mar, contaminando a los peces, envenenando a ritmo lento a unas 200.000 personas, habitantes de la costa, que dependían del pescado de la bahía como fuente casi única de proteínas.

Fotos de Minamata

La enfermedad de Minamata

Las personas adultas expuestas a la intoxicación por metilmercurio desarrollaban, entre otras manifestaciones, visión borrosa, trastornos olfatorios y gustativos, marcha atáxica, parestesias en las manos, disartria y síntomas somatosensoriales y psiquiátricos. Los niños nacidos de madres expuestas presentaban una extensa espongiosis del córtex cerebral. El metilmercurio era, por tanto, (y es) un potente neurotóxico para el cerebro humano, y sobre todo para el cerebro en desarrollo.

Los hijos de las mujeres intoxicadas en la bahía de Minamata sufrían serios retrasos mentales y motores, con dificultades para la deglución, la masticación, el habla, la marcha y la coordinación de movimientos. Los casos más severos desembocaban en un mutismo acinético

El antiguo fotógrafo de Life, Eugene Smith, y su mujer Aileen, vivieron varios años en Minamata, documentando en numerosas fotografías, algunas de las cuales se incluyen en este post, los efectos del mercurio sobre sus víctimas.

Chisso

La respuesta de Chisso Corporation no fue precisamente rápida. Inicialmente instalaron un dispositivo que, teóricamente, disminuiría las emisiones de mercurio, pero los casos siguieron aumentando. Chisso interrumpió la producción de acetaldehido en 1968, cuando se introdujo una nueva técnica para producir el plástico. Hacia el año 1970 la empresa fue condenada a indemnizar a las víctimas del desastre. Aún en nuestros días la empresa sigue operando en la localidad, produciendo fertilizantes y material informático, y aún en nuestros días siguen apareciendo enfermos que luchan porque el Gobierno reconozca su problema. Mientras tanto Minamata ha perdido el 70% de la población que tuvo en su momento de mayor esplendor. El mercurio está sedimentado en el fondo de la bahía, pero desde junio de 1994 los peces y mariscos tienen unos niveles seguros de mercurio y las redes que durante años aislaron la zona fueron retiradas en 1997

Toxicología del mercurio

La exposición humana al mercurio proviene hoy de tres fuentes principales: el consumo de pescado, las amalgamas dentales y las vacunas.

Sombrerero loco

Las amalgamas dentales se han usado durante más de 150 años, y el debate sobre la peligrosidad del mercurio que contienen es antiguo. Realmente la dosis que puede ser inhalada a partir de ellas es pequeña, aumentando en las personas que consumen mucho chicle, debido al acto de la masticación. Los empastes realizados con amalgama de plata tienen un color plateado y su uso ha disminuído mucho en nuestro entorno, más por motivos estéticos que relacionados con la salud. Mucho mayores son los niveles hemáticos que se pueden encontrar en individuos expuestos profesionalmente a los vapores de mercurio. Los casos más severos de intoxicación por vapores de mercurio conducen a una tríada sintomática de temblor intencional, gingivitis y eretismo (comportamiento bizarro). Se dice que el Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas era una probable víctima de intoxicación ocupacional por mercurio. Si os habéis quedado preocupados por vuestros empastes, no existe hoy ninguna evidencia científica que avale la retirada de las amalgamas, ya que el propio proceso de retirada genera vapor de mercurio y un incremento de sus niveles hemáticos.

El metilmercurio llega a los humanos desde el mar a través de los peces, como ocurrió en Minamata. Se produce por la biometilación del mercurio inorgánico presente en los sedimentos acuáticos. Se acumula en la cadena alimentaria acuática y alcanza su mayor concetración en los peces depredadores más longevos, como el tiburón o el pez espada. Como se ha dicho, el cerebro se lleva la peor parte cuando los niveles de metilmercurio crecen, produciéndose destrucción regional de las neuronas del cortex visual y del cerebelo, pero también incrementa el riesgo cardiovascular.

Con respecto al Timerosal, se ha utilizado como conservante de muchas vacunas desde 1930. A pesar de que contiene etil mercurio, los primeros estudios toxicológicos llevados a cabo no encontraron efectos adversos para la salud. Sin embargo, un análisis posterior realizado en 2001, parecía revelar unos niveles de mercurio excesivamente elevados en los niños vacunados y la administración estadounidense retiró el timerosal de las vacunas. Unos años después la alarma de 2001 se demostró excesiva y recientemente la OMS ha concluido que el timerosal no es peligroso, ya que los niveles de mercurio en realidad no alcanzan los niveles tóxicos.

La herencia de Minamata

Los sucesos de Minamata constituyen uno de los mayores desastres ambientales de la historia. Dicen que los japoneses aprendieron la lección y que hoy la ciudad de Minamata es modélica en el manejo de los residuos. Los recientes acontecimientos de Fukushima tal vez contradicen esta impresión. Tal vez los japoneses no aprendieron, pero sin duda la humanidad no aprendió nada y ha tropezado muchas veces en piedras similares. Completaremos la historia del mercurio a propósito de la historia del emperador, pero eso será en la segunda parte de este post. Por hoy os dejamos con el trailer de una película que no veremos aquí, pero que tal vez necesitaríamos ver.