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Fred Plum y los Anales de la Neurología

26/ 10/ 10
fred plum

Fred Plum miró con desesperación la revista que tenía entre sus manos, en la sala de espera de la oficina de Washington de la Asociación de Médicos Americana. El papel era demasiado pobre, como el de un periódico o un tabloide. Las ilustraciones eran de muy mala calidad, mucho peores que las del JAMA (Journal of American Medical Association).
Fred se giró hacia su amigo Sam Trufant, presidente de la Asociación de Neurólogos Americana, quien había accedido a acompañarle a esta reunión:

-Lo que más me molesta no es la porquería de papel que usamos ni los dibujos prehistóricos. Lo que me revuelve las tripas es que soy el editor jefe de Archives, y estoy harto de que decidan retrasar nuestros números cuando les de la gana sin contar con mi opinión. Por Dios, Sam, le debo un mínimo de seriedad a nuestros autores, no puedo seguir con esto.

-Tranquilo, Fred. Estoy seguro de que entenderán la situación y tomarán las medidas…-Trufant fue interrumpido por una voz de mujer.

-Disculpen, doctores, pueden pasar al despacho del Dr. Parrot.- Una joven secretaria les avisó desde detrás del enorme mostrador.

Max H. Parrot era un médico de Portland con aspecto de pocos amigos. Era el Presidente electo de la AMA y apenas dedicó un gruñido a los dos neurólogos mientras les indicaba con un gesto que ocupasen los dos asientos del despacho. Fred Plum trató de calmar sus ánimos y le explicó a Parrot los problemas que atravesaba la revista Archives of Neurology, propiedad de la AMA. Tras escuchar al Dr. Plum (que tenía fama de excelente orador), Max Parrot mantuvo un tenso silencio. Encendió un cigarro habano y comenzó a reirse.

-Doctor Plum, Doctor Trufant, pueden ustedes irse por donde han venido. No cambiaremos nuestra política editorial para contentarles a ustedes.

Plum sostuvo una gélida mirada al médico de Portland. Acto seguido, sonriendo para si mismo, se levantó del silla y abandonó el despacho sin despedirse del presidente de la AMA. Sam Trufant seguía con dificultad la marcha de su colega hacia la calle. Fred se detuvo al llegar a la acera.

-Fred, ¿estás bien?

-Que le den por culo a estos patanes, Sam. Fundaremos nuestra propia revista.

El ritmo de las siguientes semanas fue frenético. Fred Plum dimitió como editor en jefe de la revista Archives of Neurology, así como todos los miembros de la junta editorial. La Asociación de Neurólogos Americana (ANA) retiró su apoyo a la revista. Plum diseñó la nueva revista desde cero. Se llamaría Annals of Neurology. Fred eligió el distintivo color gris azulado de la portada (que mantiene en la actualidad) y supervisó cada detalle. Muchos artículos que había sido enviados a Archives se retiraron y se enviaron a Annals. La revista de la AMA sufrió tal golpe que tardaría años en recuperarse. El mismo Plum se puso en contacto personalmente con muchos bibliotecarios para convencerles de que se suscribieran a su nueva revista, que contaba con el aval de la ANA (que sólo tenía 150 miembros) y de la Asociación de Neurología Pediátrica (que contaba con más de 600). Los editores de Nueva York se rieron de la aventura de Plum, pero Little Brown, una pequeña editorial de Boston, accedió a publicar su revista.

anales

The Annals of Neurology se convirtió en un éxito instantáneo. El primer número se publicó en Enero de 1977, con una circulación inicial de casi 3000 ejemplares, y casi 6000 a finales de ese año. Plum, guiado por el consejo de sus compañeros Posner y Asbury, introdujo cambios en la política editorial imperante en la época, limitando el mandato del editor jefe a 8 años y reduciendo los tiempos de aceptación de los artículos por debajo del periodo habitual de otras revistas, que tardaban alrededor de un año. Treinta y tres años después The Annals of Neurology está entre las tres principales revistas de Neurología clínca, pegándose por la pole con Lancet Neurology y Brain.

Fred Plum falleció el 11 de Junio de 2010, tras una larga lucha contra una Afasia Progresiva Primaria, una macabra paradoja para uno de los grandes neurólogos del siglo XX, cuyas palabras alumbraron el camino a generaciones de médicos con obras maestras como The Diagnosis of Stupor and Coma.

Los cuerpos de Lewy

14/ 04/ 10

De Lewy a Lewey

El 5 de octubre de 1950, de un modo totalmente inesperado, moría en su casa de campo de Pennsylvania el Dr. Frederic Henry Lewey, el mismo que había sido bautizado en la ciudad de Berlín 65 años antes como Fritz Henrich Lewy. Hijo de una médico judio, Lewy sería el primero en describir los cuerpos de inclusión que llevan su nombre.


Lewy obtuvo su licenciatura en Medicina por la Universidad de Berlín en 1910 y, entre esa fecha y 1912, trabajó en histopatología y fisiología en el Laboratorio Neuropsiquiátrico de Munich, con Emil Kraepelin, Alois Alzheimer, Franz Nissl y Walter Spielmeyer (con este equipo es difícil perder), y los dos años siguientes, hasta 1914, bajo la dirección de Alzheimer, fue el encargado del Laboratorio Neuropsiquiátrico de Breslau.

Sirvió como oficial médico en Turquía durante la Primera Guerra Mundial y a su fin pasó a trabajar en el Hospital de la Charité de Berlín, convirtiéndose en profesor de Neurología y Medicina Interna en 1923. Allí inició una brillante carrera, truncada en 1933, cuando el ascenso de los nazis al poder condujo a su despido por motivos raciales

Lewy se vio obligado a abandonar el país para salvar la vida, y tras una breve estancia en Londres se estableció en los Estados Unidos, convirtiéndose durante la Segunda Guerra Mundial en Teniente Coronel y consultor en Neurología, y posteriormente, en miembro fundador de la American Academy of Neurology

La enfermedad de Parkinson

Parkinson había descrito ya en 1817 la enfermedad que lleva su nombre. En su monografía An Essay on the Shaking Palsy describió seis casos de la enfermedad y estableció la hipótesis de que la lesión de la enfermedad radicaba en el bulbo raquídeo. Esta afirmación se debía a la ausencia de manifestaciones que afectaran a los órganos de los sentidos o a la inteligencia

Fue, sin embargo, Charcot, 60 años más tarde el que completó la descripción clínica de la enfermedad, sumando a las datos clínicos descritos por Parkinson (el temblor, la disminución de fuerza muscular y el trastorno de la postura y la marcha) la rigidez, la acinesia y la facies inexpresiva. Y fue Charcot el que designó a esta patología como Enfermedad de Parkinson.

En 1919 Tretiakoff, en su tesis doctoral, describió la anatomía patológica de nueve casos de enfermedad de Parkinson y mostró en todos ellos una importante pérdida neuronal en la sustancia nigra, creciente con la progresión de la enfermedad. Asimismo describió, en la sustancia nigra, las inclusiones concéntricas que previamente habían sido descritas por Lewy.

Habrían de transcurrir otros 80 años antes de que se descubriese el déficit de dopamina característico de esta enfermedad, que hemos mencionado anteriormente en una entrada dedicada a Arvid Carlsson, y que sería el punto de partida de la terapéutica moderna en esta patología

Los cuerpos de Lewy

En sus primeras publicaciones sobre la parálisis agitante y en su libro Muscle tone and movement, Lewy fue presentando los frutos de su trabajo entre 1908 y 1923. Fue el primer autor que detalló la anatomía patológica de la enfermedad tras examinar personalmente a 85 pacientes a los que posteriormente realizó exahustivos estudios post-mortem. Paradójicamente Lewy prestó más atención a la pérdida celular en el estriado y el pálido que a los cuerpos de inclusión o a los hallazgos de Tetriakoff, que había concentrado su atención en la sustancia negra. Junto con Tiefenbach, Lewy produjo el primer modelo experimental de parkinsonismo en conejos.

La importancia de los cuerpos de Lewy sólo se reconoció tras su propia muerte, cuando se identificó la demencia por cuerpos de Lewy difusos (si bien es cierto que el propio Lewy ya había descrito la distribución cortical y difusa de los cuerpos de inclusión)

Los cuerpos de Lewy son agregados intraneuronales anormales de proteínas. Aparecen como masas esféricas que desplazan al resto de componentes celulares. Se han descrito dos variedades: la forma clásica (troncoencefálica) es una inclusión intracitoplasmática eosinofílica con un centro denso del que irradian fibrillas de 10 nm y cuyo componente estructural primario es la alfa-sinucleina (además en los cuerpos de Lewy se identifican otras proteínas como ubiquitina, proteína neurofilamentosa o alfa B cristalina). En contraste, los cuerpos de Lewy corticales se definen peor y carecen del halo fibrilar, si bien su composición es la misma.

Similares a los cuerpos de Lewy, las neuritas de Lewy son asimismo formaciones proteináceas intraneuronales que cuentan en su composición con alfa-sinucleina. En la foto de cabecera se pueden apreciar un cuerpo de Lewy (izquierda) y una neurita de Lewy (derecha)

Se han identificado cuerpos de Lewy en la corteza, ganglios basales, locus coeruleus, columna intermediolateral de la médula espinal y otras áreas. No son específicos de la enfermedad de Parkison, habiéndose identificado en algunos casos de parkinsonismos atípicos, enfermedad de Hallerworden-Spatz y otras. Con frecuencia aparecen en necropsias de pacientes sin trastornos del movimiento, como hallazgos incidentales, que son más frecuentes en los individuos más ancianos y que se han propuesto como marcadores de fases presintomáticas de la enfermedad de Parkinson

Estudios recientes demuestran que las primeras zonas afectadas del encéfalo son el bulbo olfatorio y el troncoencéfalo caudal (asociando síntomas como la anosmia o los trastornos de conducta del sueño REM). La progresión de la patología se muestra en el gráfico a continuación, basado en los trabajos de Braak.

Los cuerpos de Lewy y de su mujer están enterrados en el cementerio de Haverford, Pennsylvania.

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