Entradas en ‘obsesiones’

La isla de las flores

19/ 08/ 11

Jorge Furtado es un reputado cineasta de Porto Alegre (Brasil) que en el año 1989 sorprendió a todos ganando el Oso de Plata al Mejor Cortometraje del Festival de Berlín con La Isla de las Flores. A lo largo de los años el cortometraje ha circulado por Internet, convirtiéndose en una pieza mítica, y es posible que algunos de vosotros lo hayáis visto. Si no es así os aseguramos que merece la pena dedicarle 12 minutos de vuestra vida.

La película narra, a través de una voz en off y de una auténtica catarata de imágenes que se dedican a glosar lo que la voz va explicando, el periplo de un tomate desde su producción en los campos hasta su destino final. El texto se convierte en una auténtica lección sobre el planeta tierra y sobre los más extraños animales que lo habitan (nosotros), expresada en sus términos más simples. A través del periplo del tomate se sacan a la luz las relaciones sociales y económicas que rigen nuestro mundo, con una mezcla de poesía y de acidez que no deja indiferente al espectador.

Si os interesa el autor, sigue activo en la Casa de Cinema de Porto Alegre y escribe un blog que podéis leer aquí.

Casa de Cinema

Patagonia

05/ 08/ 11

Paz para los crepúsculos que vienen

“[…]Yo aquí me despido, vuelvo
a mi casa, en mis sueños,
vuelvo a la Patagonia en donde
el viento golpea los establos
y salpica hielo el Océano.
Soy nada más que un poeta: os amo a todos,
ando errante por el mundo que amo:
en mi patria encarcelan mineros
y los soldados mandan a los jueces.
Pero yo amo hasta las raíces
de mi pequeño país frío.
Si tuviera que morir mil veces
allí quiero morir:
si tuviera que nacer mil veces
allí quiero nacer,
cerca de la araucaria salvaje,
del vendaval del viento sur,
de las campanas recién compradas.
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre
a empapar el pan, los frijoles,
la música: quiero que venga
conmigo el minero, la niña,
el abogado, el marinero,
el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos
a beber el vino más rojo.

Yo no vengo a resolver nada.

Yo vine aquí para cantar
y para que cantes conmigo.”

El texto pertenece al Canto General, de Pablo Neruda. La película es un time-lapse rodado con cámaras Canon 5d y 7d. Los autores son Adam Colton y Adam Stokowski. El lugar es la Patagonia. Y nuestra dedicatoria es para nuestra compañera Patricia, que sigue los caminos de la Geriatría, y para todos los hermanos chilenos que desde allá nos leen.

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Vallas que son muros, muros que son grietas

31/ 07/ 11
Noria

Grietas, de Mario Benedetti

Cartel 2011

La verdad es que
grietas
no faltan

así al pasar recuerdo
las que separan a zurdos y diestros
a pequineses y moscovitas
a présbites y miopes
a gendarmes y prostitutas
a optimistas y abstemios
a sacerdortes y aduaneros
a exorcistas y maricones
a baratos e insobornables
a hijos pródigos y detectives
a borges y sábato
a mayúsculas y minúsculas
a pirotécnicos y bomberos
a mujeres y feministas
a aquarianos y taurinos
a profilácticos y revolucionarios
a vírgenes e impotentes
a agnósticos y monaguillos
a inmortales y suicidas
a franceses y no franceses

a corto o a larguísimo plazo
todas son sin embargo
remediables

hay una sola grieta
decididamente profunda
y es la que media entre la maravilla del hombre
y los desmaravilladores

aún es posible saltar de uno a otro borde
pero cuidado
aquí estamos todos
ustedes y nosotros
para ahondarla

señoras y señores
a elegir
a elegir de qué lado
ponen el pie.

Dedicado a Vicente Gotor Santamaría, constructor de muros, y a la Semana Negra de Gijón, foco de cultura e ilusiones.

The Mountain

30/ 07/ 11

La tormenta de arena llegó a la isla de madrugada. Terje Sorgjerd escupía los granos que le llenaban la boca. A pesar de llevar gafas casi no podía abrir los ojos. Una funda para la lluvia protegía la mayor parte de su cámara, pero tenía miedo de que el objetivo acabara rayándose. Con los ojos entrecerrados miró hacia el cielo y sólo pudo ver una nube de arena. Había viajado desde Noruega para grabar el cielo de la isla de Tenerife, y sólo le quedaban dos noches antes de volver. Ya había estado otras veces en la isla, pero este proyecto era especial. Quería hacer un Time-Lapse, una sucesión de cientos de fotografías que colocadas una detrás de otra dieran la impresión de ser un video grabado en tiempo real. Cargado con su Canon 5D, cuatro objetivos, filtros, trípodes, grúa y raíles había subido a la falda del Teide hasta encontrar un sitio perfecto. Para poder ver las estrellas con claridad las fotografías necesitarían un gran tiempo de exposición, para capturar puntos tan débiles de luz. El viento y la arena habían estropeado su plan. No era capaz de ver ninguna estrella en el cielo. Sólo las luces amarillas de la isla vecina Gran Canaria se abrían paso a través de la tormenta.

La toma estaba perdida. La máquina sacaba varias fotos por minuto, y estaba programada para seguir así durante cinco horas si él no la paraba. Decidió recoger el campamento, pero fuera de su tienda el viento soplaba muy fuerte. Eran las 4 de la mañana. Mejor dejarla, al día siguiente vería si quedaba algo aprovechable. Se metió en su saco de dormir y descansó durante unas horas. Al día siguiente no se acordaría, pero aquella noche había soñado con el oceáno Ártico, con los días en los que el sol apenas se eleva sobre el horizonte antes de volver a esconderse.

Por la mañana el cielo estaba despejado. Al llegar al Hotel miró las fotografías. No podía creer lo que veía en la pantalla de su ordenador. La Vía Láctea se veía a través de la arena, y las luces de Gran Canaria convertían la tormenta en un mar de nubes doradas. En su habitación sonaba “Nuvole bianche”, una hermosa pieza compuesta por su amigo Ludovico Einaudi. Sonrió mientras miraba por la ventana. Sería mejor si hubiera sido “nuvole gialle”, pero le valdría para el video. Cogió su equipo y salió del hotel, tenía mucho que fotografiar todavía.

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Salman Khan y la Fundación

28/ 07/ 11

Salman Khan y la Fundación

“Si Isaac Newton hubiera colgado vídeos sobre cálculo en YouTube no habría tenido que hacerlo yo mismo… suponiendo que sus vídeos fueran buenos… ”
Salman Khan era el listo de la familia. Bueno, también era el listo de su pandilla… y el del instituto. Además tenía un gran talento para explicar Matemáticas, y mientras se sacaba sus tres títulos del MIT y su MBA de Harvard aprovechaba su tiempo libre para dar clases de álgebra o cálculo a sus amigos y familiares.

Una banca de inversión se hizo con sus servicios como analista y Khan se quedó a vivir en Boston, lejos de su Lousiana natal. Gracias a Internet Salman pudo continuar su labor como profesor particular de Matemáticas de sus sobrinos en Nueva Orleans. Al principio utilizó herramientas como Yahoo Notepad, pero a medida que la demanda de sus servicios iba en aumento decidió que sería buena idea grabar en video sus charlas y así sus alumnos podrían acceder a ellas cuando quisieran.

khan academy

El resto de la historia de Khan sucedió a toda velocidad. El éxito de sus vídeos fue tal que ya ha grabado 2400 de ellos, y ha abandonado su empleo en el fondo de inversiones por este proyecto altruista convirtiéndolo en una organización sin ánimo de lucro: Khan Academy. Alumnos (no sólo niños) de todo el mundo pueden acceder a cualquier lección de Matemáticas, Ciencias, Economía, Historia… con tan sólo hacer un click. Además pueden completar ejercicios de cada tema y seguir un itinerario. Los profesores de las escuelas pueden sumarse a la iniciativa y complementar sus clases en el Mundo Real con las de Academia Khan, y seguir la evolución de sus pupilos a través de Internet.

La ejecución del proyecto es sencilla y muy estimulante, y grandes mecenas de Internet (Google, Microsoft, y la Fundación Bill & Melinda Gates) han colaborado con sus billetes verdes a llevar aún más lejos el sueño de este joven de origen Bengalí.

Es posible que alguno de vosotros haya pensado al leer esto que Salman Khan ha tenido una gran idea. No es verdad. No es realmente su idea. Forma parte de un plan desarrollado hace 60 años. No creo que hayáis oído hablar de él. En 1951 un grupo de matemáticos desarrollaron un sistema capaz de predecir el futuro de la civilización. Los ordenadores de la época no permitían aplicarlo a pequeños eventos, donde el azar jugaba un papel muy importante, pero sí a sucesos que afectaran a toda la Humanidad. Los científicos llegaron a la conclusión de que en el siglo XXI los seres humanos lucharíamos en una terrible Tercera Guerra Mundial, y que todo el conocimiento de nuestra civilización caería olvidado durante miles de años antes de volver a resurgir. Para reducir el periodo de oscuridad tecnológica a unos pocos cientos de años desarrollaron El Plan. Aquellos encargados de encauzar los pasos de la Humanidad en las pautas marcadas por El Plan se llamaron a sí mismos La Fundación. El líder de todos ellos, un humilde escritor de origen judío, ocultaba las claves del Plan en sus novelas para intentar influir en los seres humanos sin que se supieran manipulados, ya que eso podría cambiar el comportamiento de la sociedad de forma impredecible.

Sólo en contadas ocasiones aparecía públicamente para intentar corregir las desviaciones más graves de El Plan. Esta fue una de sus últimas apariciones:

Galileo Galilei, de Bertolt Brecht

12/ 06/ 11
Galileo

“La ciencia comercia con el saber, con un saber ganado por la duda. Proporcionar saber sobre todo y para todos, eso es lo que pretende, y hacer de cada uno un desconfiado. Ahora bien, la mayoría de la población es mantenida en un vaho nacarado de supersticiones y viejas palabras por sus príncipes, sus hacendados, sus clérigos, que sólo desean esconder sus propias maquinaciones. La miseria de la mayoría es vieja como la montaña y desde el pulpito y la cátedra se manifiesta que esa miseria es indestructible como la montaña. Nuestro nuevo arte de la duda encantó a la gran masa. Nos arrancó el telescopio de las manos y lo enfocó contra sus torturadores. Estos hombres egoístas y brutales, que aprovecharon ávidamente para sí los frutos de la ciencia, notaron al mismo tiempo que la fría mirada de la ciencia se dirigía hacia esa miseria milenaria pero artificial que podía ser terminantemente anulada, si se los anulaba a ellos. Nos cubrieron de amenazas y sobornos, irresistibles para las almas débiles. ¿Pero acaso podíamos negarnos a la masa y seguir siendo científicos al mismo tiempo? Los movimientos de los astros son ahora fáciles de comprender, pero lo que no pueden calcular los pueblos son los movimientos de sus señores. La lucha por la mensurabilidad del cielo se ha ganado por medio de la duda; mientras que las madres romanas, por la fe, pierden todos los días la disputa por la leche. A la ciencia le interesan las dos luchas. Una humanidad tambaleante en ese milenario vaho nacarado, demasiado ignorante para desplegar sus propias fuerzas no será capaz de desplegar las fuerzas de la naturaleza que vosotros descubrís. ¿Para qué trabajáis? Mi opinión es que el único fin de la ciencia debe ser aliviar las fatigas de la existencia humana. Si los hombres de ciencia, atemorizados por los déspotas, se conforman solamente con acumular saber por el saber mismo, se corre el peligro de que la ciencia sea mutilada y que vuestras máquinas sólo signifiquen nuevas calamidades. Así vayáis descubriendo con el tiempo todo lo que hay que descubrir, vuestro progreso sólo será un alejamiento progresivo de la humanidad. El abismo entre vosotros y ella puede llegar a ser tan grande que vuestras exclamaciones de júbilo por un invento cualquiera recibirán como eco un aterrador griterío universal. Yo, como hombre de ciencia tuve una oportunidad excepcional: en mi época la astronomía llegó a los mercados. Bajo esas circunstancias únicas, la firmeza de un hombre hubiera provocado grandes conmociones. Si yo hubiese resistido, los estudiosos de las ciencias naturales habrían podido desarrollar alga así como el juramento de Hipócrates de los médicos, la solemne promesa de utilizar su ciencia sólo en beneficio de la humanidad.”

Este fragmento pertenece a la obra La vida de Galileo, cuya primera versión fue escrita por Bertolt Brecht entre los años 1937 y 1939. La segunda (versión americana) la escribió unos años más tarde en colaboración (dato para coleccionistas de curiosidades) con el actor Charles Laughton.

Si os ha gustado este fragmento no deberíais dejar de pasar por aquí.

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Amor y revolución

05/ 06/ 11

Tal vez sois de esas personas a las que no les gustan los westerns. Yo también lo era. Hasta que vi Grupo Salvaje, Duelo en la Alta Sierra, Pasión de los fuertes, Sólo ante el peligro o Winchester 73, yo pensaba en el western como un ejercicio de exaltación histórico-patriótica del imaginario colectivo estadounidense, como una celebración de la supremacía de los yankies, como una justificación del genocidio indio. Y algunos son así. Pero hay mucho más. A partir de los años 60 (aunque su veta es visible aisladamente en fantásticas películas de las décadas anteriores) comienza a fraguarse el llamado western crepuscular. Con este movimiento la épica del género salta en mil pedazos, en un desplazamiento sin vuelta atrás. Los vaqueros ya no son luchadores honrados destinados a ganar todos los duelos y llevarse a la chica, sino hombres con fisuras que pasan más tiempo hablando de épocas mejores que disparando. Dejan de ser héroes para pasar a ser individuos torturados por su pasado y atrapados por las circunstancias que, cómo el género, terminan siendo meros fantasmas de lo que fueron. Con ellos el western se vuelve existencial, anunciando su desaparición como género, pero alcanza una profundidad que ni siquiera soñó en su supuesta Edad de Oro.

Los Profesionales

Sam Peckimpah es considerado como el gran adalid de este movimiento y Grupo Salvaje su película más destacada. Por su enorme brillo eclipsó para siempre a otra película estrenada dos años antes que llevaba por título “Los Profesionales” y a la que pertenece el corte que acabáis de ver. Su director, Richard Brooks, se había ganado una enorme reputación como guionista, y hace honor a ella en este diálogo y en muchos otros que hacen de la película una obra memorable. Tuvo la suerte de contar con un grupo de actores incontestables. Además de Burt Lancaster y Jack Palance, la enorme presencia de Lee Marvin y la belleza de Claudia Cardinale contribuyen a situarla entre una de las mayores obras del género y del cine.

He recordado otra vez este diálogo observando la deriva de las acampadas y de todo el movimiento 15M. Como los revolucionarios de la película, los indignados se enfrentan a un terrible enemigo: el tiempo. Es necesario evolucionar hacia otra cosa, hacer el movimiento perdurable, no perpetuarse en las plazas, no agotarse en discursos circulares. En caso contrario la gente se irá, porque se desengañará. Espero que esto no ocurra, pero si ocurre, tened por seguro que volveremos porque, sin remedio, nos sentiremos (otra vez) perdidos.

Wild Bunch
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