A los estudiantes de medicina

11/ 08/ 11
Sala de espera. Andrés Gaspar en Flickr

“CĂłmo decirles que a atender a la gente no se aprende bolĂ­grafo en mano, sino con los ojos en los labios y los dedos en la piel y la boca en la oreja y en mi cuerpo y tu cuerpo.

Cómo decirles que atender es como vivir, no se espera a que hayamos aprendido, se hace ya, sin más.

Cómo decirles que a atender se aprende con los demás, con todos los demás: los que admiramos, los que detestamos, los que nos repelen y los que nos atraen, aquellas y aquellos que nos asustan y nos maltratan, aquellos que nos rodean y aquellos que nos son hostiles, nuestros amigos nuestros enemigos nuestros hermanos nuestras hermanas aquellos que están sentados a nuestro alrededor y a quienes no conocemos, y todos tienen algo que decirnos, basta con que queramos aguzar un poco el oído, no tendríamos más que tocarles con el dedo.

Cómo decirles que se aprende a atender a la gente siendo uno mismo, porque ahí reside todo, en mi cuerpo hecho para gozar y sufrir, que se parece al cuerpo del otro, y sólo de ahí podremos sacar fuerzas para entender qué estamos haciendo aquí, ¡coño! Porque tu cuerpo, mi otro yo, me sigue resultando extraño aunque me pierda dentro, y es en el mío -y sólamente en el mío- donde siento, donde sé si tú sufres, si gozas, si te cuido o te martirizo.

CĂłmo decirles que atender a la gente es como escribir: se hace constantemente, incluso cuando no se atiende, al estar preocupados por lo que nos rodea, al pensar cada segundo en el otro en lo que le hace sufrir en lo que pueda aliviarle.

CĂłmo decirles que se atiende como se escribe: con nuestro deseo y con nuestra cĂłlera.

No sĂ© cĂłmo voy a decirles todo eso. No sĂ© si sĂ© lo que tengo que decir reviste el menor interĂ©s. No sĂ© si frente a los discursos de todos los capitostes, de todos los profesores que han sentado cátedra aquĂ­, mi palabra contará algo. SĂ© lo que les dirán: Un mĂ©dico siempre es un mĂ©dico; y yo replicarĂ©: es falso, no lo olvidĂ©is, no siempre habĂ©is sido mĂ©dicos. SĂ© que les dirán: En todo mĂ©dico hay un investigador, un maestro, un galeno; y yo les dirĂ©: es posible, pero jamás consintáis que el saber amordace vuestros sentimientos, no busquĂ©is vuestro lucimiento a costa del que padece, no olvidĂ©is tampoco que en cada mĂ©dico hay tres personas: la que siente, la que duda, la que comparte. No olvidĂ©is, por Ăşltimo, que no están por un lado los mĂ©dicos y por otro el resto; sĂłlo están la vida y las palabras de los humanos, los humanos que las dicen, los humanos que las leen y las repiten…”

El texto pertenece al libro Los tres médicos, de Martin Winckler. La foto es de Andrés Gaspar, que la comparte en Flickr.

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