México D.F.

06/ 11/ 10

Se dice, con chovinismo del desastre, que la Ciudad de México es la más grande del mundo. A lo mejor no es así, pero “minúscula” o “recorrible” sí que no es. Y sin embargo, hasta ahora funciona razonablemente, no para todos y no todo el tiempo, y con eficacia perfectible
por decir lo menos, y con las reservas de solidaridad algo disminuidas, pero persiste la dotación de servicios y transporte, y las más de las veces luz y agua potable, y uno se hace las ilusiones de que respira, y el subempleo se las bien arregla para mal vivir, y al cabo del día el desastre inmenso no se ha consumado, y los millones de desastres individuales, aquí o en cualquier otra megaciudad, todavía equivalen al gran desastre.
Y debido al funcionamiento imprevisible de la urbe, o a la certidumbre secreta (utopía urbana es sobrevivir a diario en la catástrofe, es multiplicar familias en los resquicios del trazo apocalíptico), todos se quejan pero pocos se van, y no por una banalidad como el arraigo, sino tal vez por un motivo metafísico como el presentimiento del Juicio Final.
Carlos Monsivais

Cuando uno dice “esta ciudad” lo que está transmitiendo es una impresión: la mancha urbana ha crecido de tal manera que ha dejado de ser una ciudad para volverse una muticiudad donde pasan cosas; donde no se enteran unos de lo que otros hacen. En esta ciudad, cuando el sur se inunda, el norte está seco. En esta ciudad, el norte sufre la invasión de los apaches y en el sur no se enteraron porque estaban viendo Discovery Channel.
Paco Ignacio Taibo II

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